En julio de 1946, en
Nueva York, los representantes de 61 países, reunidos en la
Conferencia Sanitaria Internacional
de las Naciones Unidas, acordaron la formación de un organismo
sanitario mundial que unificaría a
varias organizaciones preexistentes.
A partir de ese entonces
el 7 de abril de cada año con el fin de recordar lo importante que
es apoyar a las personas de todos
los rincones del mundo en el cuidado y protección de su salud, se
dedica este día a un tema
especial centrado en el aspecto especifico que resulta mas
preocupante en ese momento; el haber elegido
el 2011 a la resistencia antimicrobiana (RAM), bajo la idea “si no actuamos hoy, no habrá
cura mañana” pone en evidencia la magnitud del problema. .
La Organización Mundial
de la Salud (OMS) realiza un llamado a la acción para detener en
forma coordinada la propagación de la resistencia a los
antimicrobianos (RAM), fenómeno que, según la entidad, amenaza con
"retrotraer a la humanidad a la era preantibiótica".
La OMS comunicó que será
necesario "implementar con suma urgencia respuestas
multisectoriales" a escala mundial para combatir este azote que
responde a muchos factores interrelacionados y que "ha puesto en
peligro la eficacia de muchos medicamentos utilizados en el
tratamiento de enfermedades infecciosas".
El riesgo de que muchas
de ellas se vuelvan intratables, podría incluso echar por tierra lo
que se ha conseguido para cumplir los Objetivos de Desarrollo del
Milenio relacionados con la salud para 2015.
La OMS advirtió que cada
año se producen unos 440.000 casos nuevos de tuberculosis
multirresistente, que causan al menos 150.000 muertes; y que hoy es
generalizada la resistencia a los antipalúdicos de la generación
anterior, como la cloroquina o la sulfadoxina-pirimetamina, en la
mayoría de los países donde el paludismo es endémico.
También informó que la
RAM está afectando incluso el tratamiento de la infección por el
VIH con algunos retrovirales y a la última generación de
cefalosporinas orales usadas en casos de gonorrea, lo que aumenta las
tasas de mortalidad y morbilidad por esta enfermedad y amenaza con
echar por la borda lo ganado contra las infecciones venéreas.
Asimismo, la OMS
considera que muchas infecciones hospitalarias se deben al
Staphylococcus aureus, ahora resistente a la meticilina; o a los
enterococos, resistentes a la vancomicina.
Advirtió que aparecieron
nuevos mecanismos de resistencia, como la betalactamasa NDM-1, en
varios bacilos gram-negativos, que puede volver ineficaces varios
antibióticos potentes que se utilizan como última defensa frente a
cepas bacterianas multirresistentes.
La OMS lamentó además
el rápido aumento de la prevalencia de la resistencia al
ciprofloxacino, el único antibiótico que esa entidad recomienda
para tratar la diarrea sanguinolenta por Shigella, una vez que estos
microorganismos adquieren una resistencia generalizada a otros
antibióticos antes eficaces.
¿Por qué sucede esto?
¿Por qué un microorganismo deja de verse afectado por un
antimicrobiano al que anteriormente era sensible? Una de las
respuestas es que el uso inadecuado e irracional de los mismos crea
condiciones favorables a la aparición, propagación y persistencia
de microorganismos resistentes. Esto ocurre, por ejemplo, cuando los
pacientes no toman el tratamiento completo o cuando dicho medicamento
es de mala calidad.
La resistencia de los
microorganismos -entre ellos las bacterias, los virus y algunos
parásitos- surge por mutación o por adquisición de genes de
resistencia, tras lo cual se vuelven inmunes a los efectos de los
antibióticos, los antivíricos o los antipalúdicos.
De tal manera, los
tratamientos habituales resultan ineficaces, las infecciones
persisten y pueden transmitirse a otras personas e incluso matarlas.
La RAM también encarece
la asistencia médica, sea porque hay que recurrir a productos
complejos y más caros; o porque la prolongación de la enfermedad y
del tratamiento, a menudo en hospitales, también aumenta los costos
asistenciales y la carga económica sobre las familias y la sociedad.
No es todo: puede incluso hacer peligrar los adelantos de la medicina
moderna, ya que la ausencia de antimicrobianos eficaces pondría en
peligro el éxito de los trasplantes de órganos, la quimioterapia
antineoplásica o las grandes intervenciones quirúrgicas.
Por último, la
globalización mediante, la RAM pone en riesgo la seguridad sanitaria
y perjudica las economías, pues el aumento del intercambio comercial
y de los viajes internacionales, hace que los microorganismos
resistentes se propaguen rápidamente a países y continentes
lejanos.(Télam)
La OMS ha dado a conocer
hoy una serie de pautas normativas con relación a las medidas que
los gobiernos y sus aliados nacionales tienen que aplicar para
combatir la resistencia a los antimicrobianos. Las recomendaciones de
la OMS son las siguientes:
- Formular y poner en práctica un plan nacional integral y con financiación suficiente
- Fortalecer la capacidad en materia de vigilancia de enfermedades y laboratorio clínico
- Procurar el acceso constante a medicamentos esenciales de buena calidad
- Regular y promover el uso correcto de los medicamentos
- Mejorar las actividades de prevención y control de las infecciones
fomentar la innovación y
la investigación y el desarrollo de nuevas herramientas.
El descubrimiento y la
utilización de los antimicrobianos para tratar enfermedades como la
lepra, la tuberculosis, la gonorrea y la sífilis cambiaron el curso
de la historia no solo de la medicina sino de la propia humanidad.
Ahora, como consecuencia del alto grado de resistencia a estos
medicamentos, esos descubrimientos y las generaciones de fármacos a
que dieron lugar están en peligro.
La resistencia a los
antimicrobianos es un fenómeno natural por el cual los
microorganismos se vuelven resistentes al efecto de los medicamentos
que deberían destruirlos. Con el paso de las sucesivas generaciones,
el microorganismo portador del gen de la resistencia se vuelve cada
vez más dominante hasta que el medicamento resulta absolutamente
ineficaz. El uso inadecuado de los medicamentos antiinfecciosos —por
subutilización, uso indebido o uso incorrecto— propicia el
surgimiento más rápido de la resistencia.
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