El
asambleísta Carlos Velasco fiel a su postura por el cuidado de la
naturaleza señaló que apoyará la propuesta que será presentada
por el presidente de la Asamblea Fernando Cordero en relación a la
creación de una normativa que garantice la protección del Cóndor.
El
cóndor de los Andes pertenece a una especie parcialmente gregaria
busca naturalmente la compañía de otros congéneres. Vive en grupos
de entre 15 y 24 aves, jóvenes y adultos mezclados, aunque alrededor
de una carroña grande se puede encontrar hasta 60 agrupados. No
existen jerarquías determinadas entre los adultos; éstos, sin
embargo, ejercen un derecho de prioridad con respecto a los jóvenes.
Reproducción
En
ambiente natural uno de los aspectos menos conocidos del cóndor es
el referido a su reproducción. Los cóndores son básicamente
monógamos, es decir que escogen una pareja y permanecen con ésta de
por vida. Sólo en caso de que uno de los dos muera, el otro busca
una nueva pareja.
La
incubación dura alrededor de 55 días; el macho y la hembra se
turnan para dar calor al huevo, las parejas se alejan de los
paredones en busca de cuevas donde llevaran a cabo la cría de su
pichón. Forman parejas estables debido a las exigencias del
desarrollo del voraz pequeño polluelo, que en pocos meses, tendrá
el tamaño de un adulto.
Los
pichones al nacer, son muy débiles y están cubiertos por un plumón
gris blanquecino. Los padres le dan de comer alimento fácil
de digerir, ablandado y entibiado en el buche. Estos permanecen más
de un año en el nido. La cría tarda 2 años en alcanzar su
maduración total.
La
hembra pone sus huevos entre septiembre y octubre. Hace su nido en
lugares pocos accesibles que custodia celosamente debido a que su
hábitat se ha modificado y los ejemplares han disminuido
notablemente.
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