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Javier Castro sufre de Insuficiencia Renal y espera un trasplante |
Lucía
Montalvo asumió el trasplante como una prueba de solidaridad
Quizá sea la primera
beneficiada con un trasplante en la Provincia del Carchi. Ella es
Lucía Montalvo tiene 42 años, vive en Tulcán en el Barrio San
Francisco, es casada y tiene dos hijos y una nieta. Quince años
atrás, asegura, adquirió una enfermedad en el hígado que
después le diagnosticaron como cirrosis hepática optimmune.
Pasó en
lista de espera seis meses pero el temor de optar por un trasplante
le hizo cambiar de opinión y regresó de Quito a Tulcán con la
férrea idea de pasar en casa “aunque sea los dos últimos meses"
que el doctor le había dado de vida. Al poco tiempo, al saber
que ya había el donante volvió a tener esperanza, viajó al
Hospital Metropolitano de Quito y esperó la cirugía.
La operación
duró 12 horas. Ahora lleva ya seis meses con un “hígado nuevo”.
No conoció de quien extrajeron el órgano para trasplantárselo.
Apenas sabe que fue una persona joven que estaba con muerte
encefálica y que no solo donó el hígado que le permite seguir
viviendo sino también el riñón, las corneas y otros
tejidos.
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Lucía junto a su familia |
A partir del
trasplante su vida cambió. “Hay dos etapas en mi vida, un antes
que era como estar muerta porque ya no había nada que hacer, una
etapa de resignación donde pasaba muy hinchada donde ningún
medicamento hacía efecto; la otra etapa es después del trasplante
que fue como volver a nacer, es un cambio radical a la forma de
vivir, de ser, de pensar”.
Ahora Lucia
ingiere 18 pastillas diarias (inmunosupresores) que al igual que el
trasplante son gratuitas. Esto le permite “cuidar a quien cuida de
ella: su hígado”, que de algún modo está personificado en su
cuerpo, “somos dos y nos cuidamos mutuamente”. A ese anónimo que
le permitió seguir viviendo, le reza, le paga misas. Y aunque no
sabe nada sobre él nunca olvida agradecerle.
A partir de
que doña Lucía Montalvo se benefició con el trasplante en su
familia se generó una especie de fenómeno altruista. Todos se
volvieron donadores voluntarios. Para su hija Andrea Mishel por
ejemplo le parece extraño y hasta retrogrado negarse a salvar la
vida de otras personas cuando existe la posibilidad directa de
hacerlo, “yo si donaría todo lo que sirva, sería magnífico dejar
algo mío dentro de otra persona”.
Todo gira en
torno al valor que uno tenga, con la energía dispuesta tanto para
donar como para recibir una donación, dice doña Lucía. Quien
además espera que la Ley de Donación aprobada recientemente por la
Asamblea Nacional aumente el número de donantes y de vidas
salvadas.
Conseguir
un trasplante es la meta mayor de Javier Castro
Desde
los doce años sufre de Insuficiencia Renal. Ahora, a sus 24 espera
un trasplante. Su vida se alimenta de esperanzas y emociones.
Vive en
Huaca, provincia del Carchi, tres días a la semana viaja a la
ciudad de Ibarra para practicarse las diálisis en la Clínica
Menydial, que tiene convenio con el Instituto Ecuatoriano de
Seguridad Social IESS, donde hace un año accedió gracias al carné
del CONADIS, por estar dentro del grupo de personas con enfermedades
catastróficas.
Durante los
años que lleva con esta enfermedad Javier ha aprendido a superar el
dolor, la preocupación y a no perder la fe. Cuando apenas empezó
con las diálisis creyó que era asunto de un momento, de dos o tres
veces y ya. Jamás pensó que serían doce años, hasta ahora, de
dos viajes por semana a Quito. Viajes constantes que cambiaron la
dinámica social de él como adolescente, y la de su familia y su
economía.
Pero Javier
es muy claro, siempre construyó una meta que le ayude a olvidar su
enfermedad. “No importaba qué tan grande o pequeño era el
objetivo, importaba cumplirlo así llegue una decaída, esto me
permitía distraerme de la enfermedad, no darle mucha importancia”.
Javier ahora
trabaja en el peaje de San Gabriel, trabajar fue otro de sus
objetivos. Allí, ayuda hacer depósitos, archivar documentos,
contar dinero, verificar facturas. Ya lleva un año. Para él ha
sido lo más gratificante por sentir que la enfermedad, de la que
habla como que ya no existirá más en su cuerpo, no le imposibilita
estar dentro de la sociedad activa.
“Si hubo
momentos en los que no me sentía bien conmigo mismo, me sentía
deprimido al verme acostado; sentía que las cosas que soñé de
niño se iban truncando, pero esto mismo me ayudó a replantear lo
que quería”.
En la
Clínica Menydial donde va tres veces por semana, dice haber
encontrado amistades pero también desaciertos que van desde la fe
perdida hasta un clamor constante de queja y dolor que los auto vence
a sus amigos. “Ellos no le ponen ganas, han perdido la alegría,
hacen como que la vida fuera fácil dejarla ir”. “Desde mi
enfermedad yo les aconsejo, les doy ánimo no solo a los enfermos
sino también a los sanos, pero todo depende de cómo la gente tome
los que les digo, de lo contrario nada sirve”.
Viaja
martes, jueves y sábado a Ibarra, viaja solo, se practica la
diálisis y vuelve como si nada. Con la misma sonrisa, el mismo
ánimo de trabajar al siguiente día, y con el apetito de retomar
otra vez la música, de volver a cantar en el “Ellos son así”,
grupo musical que formó años atrás, o al menos seguir cantando en
eventos pequeños, o en la clínica para sus amigos.
Ahora el
objetivo de Javier Castro es registrarse en una lista en el Organismo
Nacional de Trasplantes de Órganos y Tejidos del Ecuador ONTOD para
mantenerse a la espera de un donador de riñón del que pueda
beneficiarse. El trasplante dice él es la meta mayor que le
permitirá lograr otra vida y nuevas metas.
A todos aquellos que creen, que la vida es solo vivirla, hoy te pido tres segundos de refleccion, solo mira el atardecer, solo mira el amanecer, y te darás cuenta que tanto el atardecer y el amanecer mueren, pero vuelven a nacer, así es la vida de quien necesita de TI, porque si tu te alejas de viejos tabúes y te decides a SER UN DONANTE DE ÓRGANOS , LA VIDA TE ENSEÑARA que TU puedes dar mas vida a tu vida, y muchos te agradecerán
ResponderEliminarEste es un anuncio público para todos los que deseen vender un riñón. Tenemos pacientes que necesitan un trasplante de riñón. Si está interesado en vender un riñón, contáctenos en nuestro correo electrónico iowalutheranhospital@gmail.com
ResponderEliminarTambién puedes llamarnos o escribirnos a whatsapp al +1 515 882 1607
NOTA: Su seguridad está garantizada y nuestro paciente acordó pagar una gran cantidad de dinero a cualquier persona que acepte donar un riñón para salvarlo. Esperamos saber de usted, para que pueda salvar una vida.