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lunes, 31 de enero de 2011

LA DONACIÓN DE ÓRGANOS: ALEGRÍA Y ESPERA

Javier Castro y Lucía Montalvo: dos historias de vida alrededor de un trasplante

Javier Castro sufre de Insuficiencia Renal y espera un trasplante 
 Lucía Montalvo asumió el trasplante como una prueba de solidaridad

Quizá sea la primera beneficiada con un trasplante en la Provincia del Carchi. Ella es Lucía Montalvo tiene 42 años, vive en Tulcán en el Barrio San Francisco, es casada y tiene dos hijos y una nieta. Quince años atrás, asegura, adquirió una enfermedad en el hígado que después le diagnosticaron como cirrosis hepática optimmune. 
 
Pasó en lista de espera seis meses pero el temor de optar por un trasplante le hizo cambiar de opinión y regresó de Quito a Tulcán con la férrea idea de pasar en casa “aunque sea los dos últimos meses" que el doctor le había dado de vida. Al poco tiempo, al saber que ya había el donante volvió a tener esperanza, viajó al Hospital Metropolitano de Quito y esperó la cirugía. 
 
La operación duró 12 horas. Ahora lleva ya seis meses con un “hígado nuevo”. No conoció de quien extrajeron el órgano para trasplantárselo. Apenas sabe que fue una persona joven que estaba con muerte encefálica y que no solo donó el hígado que le permite seguir viviendo sino también el riñón, las corneas y otros tejidos. 
 
Lucía junto a su familia
 A partir del trasplante su vida cambió. “Hay dos etapas en mi vida, un antes que era como estar muerta porque ya no había nada que hacer, una etapa de resignación donde pasaba muy hinchada donde ningún medicamento hacía efecto; la otra etapa es después del trasplante que fue como volver a nacer, es un cambio radical a la forma de vivir, de ser, de pensar”.

Ahora Lucia ingiere 18 pastillas diarias (inmunosupresores) que al igual que el trasplante son gratuitas. Esto le permite “cuidar a quien cuida de ella: su hígado”, que de algún modo está personificado en su cuerpo, “somos dos y nos cuidamos mutuamente”. A ese anónimo que le permitió seguir viviendo, le reza, le paga misas. Y aunque no sabe nada sobre él nunca olvida agradecerle.

A partir de que doña Lucía Montalvo se benefició con el trasplante en su familia se generó una especie de fenómeno altruista. Todos se volvieron donadores voluntarios. Para su hija Andrea Mishel por ejemplo le parece extraño y hasta retrogrado negarse a salvar la vida de otras personas cuando existe la posibilidad directa de hacerlo, “yo si donaría todo lo que sirva, sería magnífico dejar algo mío dentro de otra persona”.

Todo gira en torno al valor que uno tenga, con la energía dispuesta tanto para donar como para recibir una donación, dice doña Lucía. Quien además espera que la Ley de Donación aprobada recientemente por la Asamblea Nacional aumente el número de donantes y de vidas salvadas.

Conseguir un trasplante es la meta mayor de Javier Castro


Desde los doce años sufre de Insuficiencia Renal. Ahora, a sus 24 espera un trasplante. Su vida se alimenta de esperanzas y emociones. 
 
Vive en Huaca, provincia del Carchi, tres días a la semana viaja a la ciudad de Ibarra para practicarse las diálisis en la Clínica Menydial, que tiene convenio con el Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social IESS, donde hace un año accedió gracias al carné del CONADIS, por estar dentro del grupo de personas con enfermedades catastróficas. 
 
Durante los años que lleva con esta enfermedad Javier ha aprendido a superar el dolor, la preocupación y a no perder la fe. Cuando apenas empezó con las diálisis  creyó que era asunto de un momento, de dos o tres veces y ya. Jamás pensó que serían doce años, hasta ahora, de dos viajes por semana a Quito. Viajes constantes que cambiaron la dinámica social de él como adolescente, y la de su familia y su economía. 
 
Pero Javier es muy claro, siempre construyó una meta que le ayude a olvidar su enfermedad. “No importaba qué tan grande o pequeño era el objetivo, importaba cumplirlo así llegue una decaída, esto me permitía distraerme de la enfermedad, no darle mucha importancia”.

Javier ahora trabaja en el peaje de San Gabriel, trabajar fue otro de sus objetivos. Allí, ayuda hacer depósitos, archivar documentos, contar dinero, verificar facturas. Ya lleva un año. Para él ha sido lo más gratificante por sentir que la enfermedad, de la que habla como que ya no existirá más en su cuerpo, no le imposibilita estar dentro de la sociedad activa. 
 
Si hubo momentos en los que no me sentía bien conmigo mismo, me sentía deprimido al verme acostado; sentía que las cosas que soñé de niño se iban truncando, pero esto mismo me ayudó a replantear lo que quería”.

En la Clínica Menydial donde va tres veces por semana, dice haber encontrado amistades pero también desaciertos que van desde la fe perdida hasta un clamor constante de queja y dolor que los auto vence a sus amigos. “Ellos no le ponen ganas, han perdido la alegría, hacen como que la vida fuera fácil dejarla ir”. “Desde mi enfermedad yo les aconsejo, les doy ánimo no solo a los enfermos sino también a los sanos, pero todo depende de cómo la gente tome los que les digo, de lo contrario nada sirve”. 


Viaja martes, jueves y sábado a Ibarra, viaja solo, se practica la diálisis y vuelve como si nada. Con la misma sonrisa, el mismo ánimo de trabajar al siguiente día, y con el apetito de retomar otra vez la música, de volver a cantar en el “Ellos son así”, grupo musical que formó años atrás, o al menos seguir cantando en eventos pequeños, o en la clínica para sus amigos.
 

Ahora el objetivo de Javier Castro es registrarse en una lista en el Organismo Nacional de Trasplantes de Órganos y Tejidos del Ecuador ONTOD para mantenerse a la espera de un donador de riñón del que pueda beneficiarse. El trasplante dice él es la meta mayor que le permitirá lograr otra vida y nuevas metas.

2 comentarios:

  1. A todos aquellos que creen, que la vida es solo vivirla, hoy te pido tres segundos de refleccion, solo mira el atardecer, solo mira el amanecer, y te darás cuenta que tanto el atardecer y el amanecer mueren, pero vuelven a nacer, así es la vida de quien necesita de TI, porque si tu te alejas de viejos tabúes y te decides a SER UN DONANTE DE ÓRGANOS , LA VIDA TE ENSEÑARA que TU puedes dar mas vida a tu vida, y muchos te agradecerán

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