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miércoles, 22 de junio de 2011

RESPUESTA A CARTA ABIERTA DE CARLOS VERA JR. POR RAMIRO DIEZ


Escrito por Ramiro Díez
Carlos Andrés:
No acostumbro a responder mensajes, pero contigo haré una necesaria excepción.
Advierto que, por razones de tiempo, y otras más importantes, esta será mi única respuesta.
Respondo porque me lo exigen muchos oyentes que han pretendido responder a tu carta.
Esto ha sido imposible porque sus comentarios han sido censurados en tu blog.
Me impulsa la necesidad de aclararte algunos puntos y el respeto que también le tengo a Carlos, tu padre.
Después de los párrafos y frases tuyas (que irán en itálica) haré mis comentarios.
Como bases de lo que voy a decir, señalo:

PRIMERO.

Contra lo que la gente diga, no creo que haya que respetar a las ideas de los demás.

Mi filosofía es respetar a la gente.  

Las ideas son para debatirlas y desbaratarlas, si es el caso.  

Es a la gente a la que yo respeto.

No creo que las ideas sean respetables, porque por considerarlas intocables, escuchamos tanta complicidad ante cualquier insensatez.

Las ideas no son respetables, sino debatibles.

Todas las ideas deben ser miradas a la luz de la razón.

Cualquier idea que se considere no analizable, pertenece a alguna fe lunática.

Y como supongo que las tuyas son ideas, y no dogmas delirantes, las calificaré en su momento, cuando lo ameriten.

Entonces, la primera conclusión es que puedo discrepar en un 100% con tus ideas o con las de quien sea, pero siempre encontrarán respeto en mis palabras y actitudes hacia ustedes, como lo hago con todas las personas, sin excepción alguna.

SEGUNDO

Puedes estar tranquilo si te parece que, en algún momento, el tono de tu carta sonó molesto o “cabreado”.

No me afecta. Los seres humanos tenemos no solo el derecho, sino la obligación de molestarnos.

Como dice una vieja proclama aimará, “Hemos guardado un silencio bastante parecido a la estupidez”.

Y mejor si los motivos para molestarnos son legítimos y, más aun, de contenido solidario.

En general, los humanos nos enfurecemos por lo que atañe a nosotros, y no nos importa lo que es ajeno.  

Es bello y revelador indignarse por lo que sucede a otros, y no solo por lo que nos acontece a nosotros.

Cuando uno defiende derechos de los otros, sabe realmente quién es uno, y cuál es su condición ética.

Defender lo propio, con rabia, es norma y es muy fácil. Está en el instinto.

Defender lo de los otros es más difícil. Es superior. Está en la conciencia.

Ambas formas son válidas, por supuesto.

Así que, tranquilo con esta carta. No encontrarás agresiones – que nunca son argumentos--, sino razones y acotaciones a lo que señalas.

En mi caso, no se trata de defender mis derechos, sino los tuyos: defiendo tu derecho a estar bien informado. Para el efecto, te estoy haciendo y te haré algunas aclaraciones.

TERCERO:

Agradezco el tono de tu carta (más allá de que hables de “mier… y de coj… etc”), más allá de lo que puedas pensar.
No es una ironía de mi parte. He recibido voces de apoyo, y otras de recriminación.

Entre estas últimas, la tuya es la más amable.

De ahí para adelante, algunos especulan sobre el pasado de mi progenitora y otros me amenazan con lo peor.

En cuanto a lo de mi madre, les garantizo que están equivocados. Pero no tengo cómo responder a esos ¡siempre! anónimos y, pudiéndolo hacer, lo evitaría.

Y hace años que no intercambio insultos porque siempre gano. Y no es justo.

EMPIEZO POR EL FINAL. TEXTO TUYO:

De acuerdo a la lógica que hoy defiendes y por la que pones tu nombre y cara, Ramiro, eres golpista.

Debe ser mi culpa, pero te juro que esto no lo entiendo.

En fin: lo que hice, lo hice porque me asiste la convicción de que lo que sucedió el 30S fue infame.

Lo hice en defensa de la memoria, no solo de los miles de ecuatorianos que a esta hora nos estaríamos matando, sino en defensa de esa misma policía que ese día puso al descubierto su fragilidad conceptual.

Esos policías estuvieron a punto de bañar al país en sangre, por esta sinrazón
Porque se les había más que duplicado el sueldo, a cambio de eliminar la limosna navideña de cuarenta dólares que se les entregaban en caramelos y fruslerías.

Y eso no es una opinión: es un dato.

¿Será posible esa insensatez? ¿Existe alguien que pueda defenderla?

No es posible que alguien salga a matar a un presidente ni a seis ecuatorianos más por una bolsa de caramelos. Por lo menos eso es lo que nos quieren hacer creer.  

Si así fue, es indigno agredir porque a uno lo tratan con dignidad.

Sigo sin entenderlo.

Ese día, basta este ejemplo, una ambulancia recibió 18 (dieciocho) disparos.

Incluso el conductor recibió tres, y el herido otros dos.

Eso no se ha visto ni en Irak, ni en Afganistán, ni en la Segunda Guerra Mundial.

Y hubo muertes. Y hay impunidad.

TEXTO TUYO:

El domingo pasado… volviste… en  una cadena del gobierno mostrada en canales privados donde, junto a periodistas como Polo Barriga, te encargaste de desacreditar el periodismo y la credibilidad de los medios privados, en varios de los cuales has trabajado sin restricciones…

Aclaro:

Mis opiniones no son de ahora: han sido desde siempre.

Son las mismas en privado, frente a un micrófono, o en una entrevista que luego se utilice para cadena nacional.

Esa ventaja tiene la gente conmigo: siempre les digo lo que pienso.

Nadie necesita adivinar lo que estoy pensando.

No utilizo las palabras para esconder mi pensamiento, sino para comunicarlo.

Y no menos importante: nadie me paga por expresar mis opiniones, porque no existe nada, ni cantidad de dinero suficiente en el mundo para mover un milímetro mi conciencia.

Debo aclarar que no la he visto – esa cadena--, y que la entrevista fue hace muchos días, una de varias que ocasionalmente me hacen.

Que no soy yo quien desacredita al periodismo.

Tú mismo lo reconoces cuando afirmas, más adelante, que eres uno de los periodistas o comunicadores que le han dado siempre un valor mayúsculo a la palabra y su buen uso


Si te entiendo bien, en ese caso, soy yo uno de los que acredito el oficio.

Mil gracias por ese reconocimiento.

No sé si te refieres al resultado, pero por lo menos ese ha sido mi esfuerzo y mi vocación.

No puedo desacreditar al periodismo, como tampoco, por ejemplo, puedo desacreditar a Mozart, a Messi (el futbolista), o a Rembrandt.

Si el periodismo tiene un alto grado de descrédito y casi nula credibilidad, se debe, entonces, a otras personas. No a mí.

Imposible que con una sola declaración, mi poder sea tal como para desacreditar al periodismo.

Una buena parte del periodismo se ha desacreditado por sí mismo, todos los días, con una vocación colectiva y una tenacidad de hormiga, durante años.

Te invito a mirar el papel de los medios de comunicación en los últimos años en el país: dale una mirada a qué candidatos han apoyado y a cuáles han rechazado.

Verás algo sorprendente: todos los candidatos demonizados por los medios, han ganado las elecciones.

Todos los candidatos apoyados por los medios, siempre perdieron

Igual resultado con las últimas convocatorias en el país, desde la nueva Constitución.

Por olfato, la gente vota contra lo que defienden los medios.

Equivocados, o no, la gente vota en contravía

Esto no es una opinión mía: es un dato histórico, irrefutable. 

En fin: es una generosa hipérbole tuya el pretender  que yo, huasipunguero radial, pueda desacreditar al periodismo en su conjunto, con una sola declaración.

¿Así que si yo hubiera guardado silencio, el periodismo gozaría de respeto?

¿Creerías que si salgo a decir mañana que Messi es un fiasco, su pase pierda valor?

No tengo nada que ver con el desprestigio del periodismo – al fin y al cabo no he sido profesor de nadie en esa materia --- como tampoco soy culpable de los eclipses solares.

TEXTO TUYO:

Por el otro, presentabas un espacio sobre el 30-S en GAMATV, emitido antes en TC, sin presentador, con textos, voz y edición de autoría oficial (¿o los escribiste tú y pusiste a otro para que locute?…” 
Tal como te lo prometí, para tu información, y para evitarte especulaciones, te doy mi palabra:

Esos textos no los escribí yo.

Yo no escribo así. No es mi huella digital. No es mi estilo.

No estuve en la edición ni en trabajos previos.

Mi participación se limitó breves instantes en la entrada y cierre de cada capítulo.

Lo hice, además, sin libreto, de manera improvisada.

Si yo hubiera participado en el trabajo, jamás habría permitido errores que allí se filtraron, incluyendo algunos que tú señalas, y otros de carácter gramatical.

Esto suena pedante, pero es la verdad.

Por la dudas:

No escribí, no edité, no sugerí, no produje nada.

Solo improvisé los segundos de entrada y los segundos de salida.  

Es mi palabra.

Adendum: espero, si me refiero a tus puntos de vista, no incurrir en especulaciones. No es mi estilo.

En esa materia uno puede cometer graves errores.

TEXTO TUYO:

Se muestra a un grupo de protestantes en la Av Shyris. El locutor del video, los califica como grupos de “ultra derecha”. Primera cuestión: ¿qué los hace grupos de ultra derecha? ¿Llevan signos nazis? ¿Hacen alegoría a personajes como Pinochet? ¿Tienen pancartas que hagan referencia al nacional socialismo o doctrinas por el estilo?  No. En las imágenes mostradas, NO EXISTE UNA SOLA EVIDENCIA de que la protesta sea de “ultra derecha”. Por el contrario, se muestra una protesta pacífica con gente vestida de blanco.
Correcto. Ninguna observación a lo que señalas.

Es típico que cuando uno se encrespa, se empantane el chip del lenguaje justo y correcto. Obviamente, los personajes que aparecen allí, tan serenos, perdieron la cordura cuando entraron a tu emisora y a tu canal, y al mío.  Al de todos.

Es decir, cuando entraron a los medios públicos a destrozarlo todo y a impedir la transmisión, en nombre de la democracia y la libertad de expresión. 

Y esto no es una opinión: es un dato. Ahí están las filmaciones.

Pero coincidimos en que el criterio de edición no fue el mejor:

Deberían haber utilizado las expresiones adecuadas, con las imágenes adecuadas.

TEXTO TUYO:
Esta es una cita inexacta de lo que dije, pero de todas maneras la reproduzco, según tu carta:

“…La responsabilidad es tuya si me engañas una primera vez. Pero si me engañas dos veces, la responsabilidad, es mía”

“…Quienes tenemos los ojos vendados, desde ese día, no vemos la justicia”.
Por lo expuesto anteriormente, en este punto, tus frases son cinismo puro.

No sé si es cinismo. Es posible que lo sea, pero en todo caso involuntario, lo cual no quita responsabilidad. Suele suceder.

Es cinismo que tú, Carlos Vera junior hables de “libertad de expresión”, cuando tu padre ha abandonado algún canal, precisamente por censura de esos mismos medios.

Es cinismo, en tu caso, hablar de “libertad de expresión”, cuando tú censuras las comunicaciones en mi apoyo enviadas a tu blog y solo publicas las que permites, sin criterios de equidad.

Parecería ser que el cinismo, como la gripe, es algo de lo que nadie escapa.

Yo, por lo menos, soy consecuente en ese sentido: cuando era algo más ingenuo de lo que soy ahora, creía en eso, en la libertad de expresión. Ya no.

Y para muestra, te cuento que hace algunos días, en entrevista con el Presidente Correa, él me dijo algo de la “libertad de expresión”.

En cámaras, en vivo y en directo, le dije lo que pienso: “Que hablarme de libertad de expresión es hablarme de hielo frito, o de triángulos de cuatro lados. Que eso no existe, como tampoco la cacareada libertad de expresión”

Y tu blog confirma que estoy en lo cierto.

Voy a suponer, en aras a la brevedad, que tienes razón en todo lo que sigue, porque esta respuesta se haría interminable. Resumo diciendo que en algunas opiniones discrepo y en otras coincido.

Pero la parte final de tu carta tiene mucha sustancia, y no puedo dejarla pasar por alto porque, otra vez, me veo en la obligación de informarte y aclararte algunas cosas.

TEXTO TUYO:

Es a él a quien le han dedicado “el especial”. Tu conclusión es similar, pero más poética: “Vendrá el reposo, el día en que la justicia y que la historia pongan sobre los hombros de los responsables, la carga que se merecen.”

Si Vera es culpable, ¿por qué no tienes los cojones de acusarlo formalmente?

Debo repetir, para la buena memoria, que los textos que no están en mi voz, no son míos.

A mí nadie me dicta lo que yo digo.

Me hago responsable de lo que yo digo, no de lo que digan terceros.
De idéntica manera como no soy el autor del Quijote, por ejemplo.

En consecuencia, no me corresponde acusar a nadie formalmente.


Te recuerdo que no pronuncié nombres propios porque, entre otras cosas, como llevo muchos años sin ver televisión, no conozco a casi nadie.

Y como me preguntas si tengo “cojones” , te aclaro que desde que descubrí que mi madre era mujer, mi esposa mujer, mis hermanas mujeres, mi hija mujer, y que mujeres son la mayoría en nuestro país y en el planeta, y que todas ellas, siendo tan valiosas, carecen de ese aditamento, me parece impertinente utilizar ese lenguaje sexista.

Así que como tengo entendido que el tema ético no se define del ombligo para abajo, sino del cuello para arriba, y dado que “los cojones” no son mi pasión ni mi debilidad, y como nunca los tengo en la punta de la lengua, porque no utilizo esa palabra, omito cualquier comentario al respecto.  

TEXTO TUYO:

Para terminar, te tengo malas noticias: Trabajaste con Carlos Vera en televisión. Fue la primera y única vez que alguien valoró tu talento para algo en TV que no sea un programa comercial de concurso… Mi viejo promovió la presentación de tu libro en Guayaquil y en más de una ocasión te orientó para que tu programa crezca con la audiencia guayaca cuando trabajabas en Radio Concierto.
Confundidísimo, estás, Carlos Vera junior.

Quizás no habías nacido, y por eso no tienes ni la más remota idea. Te aclaro lo siguiente:

Mi primera incursión en televisión fue en Usted Decide. Invitación de Gonzalo Ponce Leyva. Ha sido el programa que ostentaba, hasta el momento en el que lo conduje, el más alto rating para programas en vivo en la televisión nacional.  Fue una coproducción Ecuavisa-TV.Globo de Brasil.

Luego hice una revista cultural en Teleamazonas.

Nunca he dirigido programas de concurso. Las ofertas que me han hecho, las he rechazado.

Me estás confundiendo con alguien más.  

En cuanto a la radio, durante cuatro años hice un programa que se transmitió en cuarenta y siete (47) emisoras en todo el país. Se llamaba “La Clave”, y con ese programa gané premios nacionales e internacionales. Soy, además, premio del PNUMA, (Plan de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente).
Luego hice “Pase la Tarde”, en Radio Visión y más tarde fui a Concierto. Allí conocí a tu padre, que escuchaba mi programa en Guayaquil.  Cuando Concierto se vendió para convertirse en radio Disney,  pasé a 101.7 F.M Radio Sucesos.

En cuanto a mi libro, le agradecí en su momento, y le sigo agradeciendo, la presentación que le hizo en Guayaquil.

TEXTO TUYO:
Antes, mi viejo te regaló una enciclopedia que te emocionó tanto, que le regalaste un mueble que él aún conserva en la sala de su casa, como agradecimiento.

Como agradecimiento te aclaro eso: que no me regaló una enciclopedia.
Me regaló una bella, una gran enciclopedia.

Te cuento:

Alguna vez en la oficina de tu padre, pedí autorización a la secretaria para leerla. Cuando tu padre llegó, me dijo que, en muchos años, nunca nadie había leído una sola página de ella. Que allí llegaban expresidentes y ministros,  y gente muy importante, y que a nadie le había importado.  

Al terminar la reunión, encontré que la enciclopedia estaba en mi auto.

Lo anterior lo he dicho públicamente y, más de una vez, cuando alguien me ha hablado mal de tu padre, y he hecho una aclaración: que una es su posición política, y otra su condición de ser humano.

Y lo he hecho por agradecimiento.

La vez anterior que nos encontramos, él de manera generosa, se acercó a saludarme. Mis palabras fueron estas: “Yo también quiero darle un abrazo al amigo que has sido, aunque ahora estemos en orillas opuestas”.

Y nos despedimos con otro abrazo, mirándonos a los ojos.

Si tú y yo estuviéramos frente a frente, te diría exactamente lo que te he escrito, también, mirándote a los ojos.


Ramiro Díez V

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