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martes, 27 de julio de 2010

EL DESARROLLO SE FUE CON EL TREN


Un reportaje sobre la Estación Carchi y sus alrededores. (Tomado del diario La Ruta)


La Estación Carchi: desarrollo y desencanto


La estación creada en 1965 no tiene otra función que  no sea adornar una vieja época de bonanza, que se convierte en atractivo turístico de la historia de la provincia del Carchi.


La llegada del tren dio inicio a un desarrollo económico favorable para la población negra. Después de 10 años de la destrucción de la vía ferroviaria, el panorama es otro: varios lugares estancados y con el peso de su historia.

María de Lourdes vio por televisión cómo el Río Mira destruía los rieles del tren que conectaban con la Estación Carchi.  Quizá nunca lo pensó, pero ese fue el inicio para que la gran parte de las comunidades negras de la cuenca del río Mira, se transformaran hasta las ruinas.

Lourdes recuerda que fue Julio Cambel el primero en llegar conduciendo la locomotora, ella tenía entonces  12 años, y  veía cómo a diario ese lugar crecía velozmente por el gran intercambio comercial que existía gracias al tren. “Había una gran feria negra donde se vendían y compraban productos para llevar a San Lorenzo o Ibarra, era un lugar con vida comercial”.

María Dioselina Congo Polo que ahora tiene 80 años, en cambio trabajó en el restaurant de la estación, que en aquel entonces era una muestra clara del desarrollo. Alguna vez  cocinó para José María Velasco Ibarra, que   visitó la estación y por el mismo camino siguió a San Lorenzo. “Llegaban de Chamanal, la Loma, Santiaguillo, La Concepción, Cabuyal, a comprar en la feria; pero se “creció el río” y acabó con todo, dice.

Y es que a partir del deslave de la loma donde se posaban los rieles, la Estación Cachi empezó a quedar vacía. Se calcula que apenas viven 26 familias, que emigraron 10 por falta de trabajo, y que los que viven ahí en su mayoría son jubilados ferroviarios.

Tal es el caso de Ángel Gualberto Congo, que trabajó  en el tramo 23  (extensión de diez kilómetros), haciendo de  banderero  y sobrestan por más de 25 años. Ahora vive tranquilo con su esposa, y su nieta, atendiendo una tienda del pueblo.    

Para ellos, los jubilados, la vida es un poco menos compleja porque, como dice María Dioselina Congo, esposa de otro jubilado, que construyendo la vía férrea de Ibarra a San Lorenza, ellos cumplieron su labor. En cambio para los otros, no existen condiciones de trabajo que les permita seguir tranquilos y en el mismo lugar, pues la llegada del tren fue el único inicio  de desarrollo, y la destrucción su paralización.

Ahora, después de casi diez años que dejó de llegar la locomotora, los moradores han retomado la agricultura en pequeñas parcelas que les  proveen lo suficiente para vivir. Sus terrenos se han vuelto improductivos y apenas es la venta de frejol, maíz, ají, lo que los sostiene.

A escasos 10 minutos de la estación se ubica La Concepción, que para más de uno es  el lugar de mayor desarrollo de la zona del Río Mira. Ahí existe una escuela y un colegio que recibe estudiantes de más de 7 pueblos cercanos. Es donde más se genera la agricultura con mano de obra cercana.

Para Ángel Padilla, morador de La Concepción, este desarrollo es insuficiente. Pues aun existe la marca  histórica de inequidad  que imposibilitó mejores condiciones de vida.
En tiempos atrás La Concepción fue una de las tres haciendas, (Cuajara,  Caldera)   pertenecientes  a los Jesuitas. Se dividió y  dio forma a Santa Ana, que según Padilla no cuenta con tierras productivas, pues la Reforma Agraria que permitió el acceso a la tierra, se guardó los terrenos fértiles para las mismas haciendas, el resto, lo poco útil, fue repartido a la gente, añade.

Para Padilla, Estación Cachi, Concepción, Santa Ana, y otras como Cabuyal y Santiaguillo
La Loma  y Chamanal  están marcadas por una misma realidad donde una especie de conformismo, de impotencia lo impide mejorar, crecer.

Y es que a partir de la paralización de la Estación Carchi, no se ha logrado encontrar otro medio que alcance el mismo nivel de desarrollo de hace 10 años, que no fue exagerado pero  permitió vivir bajo condiciones mejores que las actuales.

El otro desarrollo de la cultura negra
En Mascarilla se produce bolsos, tarjetas, máscaras, todo desde el proyecto GAEN (Grupo  Artesano Esperanza Negra), que reúne a un aproximado de 30 mujeres, que desde hace diez años, mediante una capacitación italiana vienen expresando su  cultura e identidad en una gama de objetos. 


El GAEN,  también promueve intercambios culturales con Europa, han conformado tiendas de productos como collares, bisutería, shampoo; también manejan una residencia comunitaria que brinda alimentación y hospedaje, por módicos precios. 
“Sueño Negro” es otro proyecto de expresión artística dirigido por la comunidad de Carpuela, ahí trabajan en la elaboración de trajes típicos, máscaras, porcelanas, que son distribuidos en diferentes centros de exposición cultural como Mindalae, Tianguez y Camari.

Otras expresiones


En Santana – Carchi el trabajo en cultivos  es una actividad que involucra a toda la familia.


El juego es un pasatiempo para los jóvenes  de Santa Ana.

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