Hoy
a las 11h00 en la Asamblea Nacional se realizó la sesión solemne conmemorativa
en honor al Bicentenario de la Primera Asamblea Constituyente de
Quito que se instaló en diciembre de 1811, misma que elaboró la
Constitución denominada “Pacto Solemne de Sociedad y Unión entre
las provincias que forman el Estado de Quito”, firmada el 15 de
febrero de 1812. El acto fue coordinado entre la Academia Nacional de
Historia y la Asamblea Nacional.
Reseña
histórica
Las
nuevas ideas liberales surgidas a partir de la revolución francesa
de 1789, hicieron nacer en la sociedad ecuatoriana los ideales de
independencia al igual que en el resto de las colonias españolas en
América. En 1791, el Dr. Francisco Eugenio de Santa Cruz y Espejo,
creó la Sociedad Patriótica de Amigos del País, para fomentar el
progreso y la libertad de su patria.
La
casa de doña Manuela Cañizares, fue el escenario donde un grupo de
patriotas organizó la Junta Soberana de Quito, apoyados por las
fuerzas militares, a réplica de la Junta Central de Sevilla en
España, para gobernar en nombre del rey español, cautivo de los
franceses, como paso previo a su secesión. Presidía el organismo
Juan Pío Montúfar Larrea, segundo marqués de Selva Alegre.
Era
el 9 de agosto de 1809, y fue el primer grito de liberación que
escuchó el terruño ecuatoriano, que ahora tenía un gobierno
propio, aunque se constituía mientras recuperara el poder Fernando
VII, y en contra de los enemigos, especialmente franceses. La Junta
se atribuyó el derecho de deponer a la Audiencia, cuyo Presidente,
don Manuel de Urriez, conde Ruiz de Castilla, recibió al día
siguiente un oficio, notificándole que había sido depuesto en su
función.
Sin
embargo, la vida de la Junta fue efímera (sólo tres meses) ya que
pronto reaccionaron los realistas, organizando sus tropas
conjuntamente los virreinatos del Perú y Nueva Granada, y retomando
el poder. Además, salvo en Guayaquil y Cuenca, la Junta no contó
con el apoyo del interior. Esta primera etapa recibió el nombre de
revolución quiteña. No tuvo éxito, y a fines de 1809, los
dirigentes revolucionarios fueron condenados a muerte, destierro o
prisión, cuando el virrey de Lima envió tropas al mando de
Arredondo, quien ocupó el territorio e impuso un gobierno despótico.
Pero
la semilla de la revolución ya había prendido, y a semejanza de la
toma de la Bastilla francesa, los patriotas volvieron al ataque, y el
2 de agosto de 1810, asaltaron las prisiones, para liberar a los
presos del opresor gobierno español, y provocaron un caos
generalizado, pero sin lograr su propósito. Una centena de muertos,
fue el saldo de la heroica, pero temeraria acción. Sin embargo, tuvo
un resultado positivo: se reunió una Asamblea el 4 de agosto con
fines de pacificación.
Instituida
una Junta Superior de Gobierno, bajo la presidencia de Ruiz de
Castilla y bajo la subordinación del Consejo de Regencia, se inició
un nuevo período de lucha esta vez conformando un ejército, que se
dividió en tres direcciones. Al mando de Carlos Montúfar, las
tropas tomaron rumbo al Sur, Pedro Montúfar, tío del anterior, se
dirigió al norte, y el inglés Stevenson, hacia Esmeraldas.
El
11 de diciembre de 1811, el Congreso Constituyente declaró la
liberación de España, y dictó su primera Constitución. Todos los
esfuerzos fueron vanos, ya que los realistas al mando de Toribio
Montes, logró recobrar Quito el 8 de noviembre de 1812. Así
finalizó esta primera etapa, conocida como Revolución quiteña.
El
9 de octubre de 1820, en Guayaquil, se inició la segunda etapa
independentista, cuando los patriotas destituyeron a los realistas,
pero ahora con más fuerza y unidad. Las circunstancias eran otras:
La batalla de Boyacá en 1819, había permitido la liberación de
Nueva Granada. Gracias a la proeza sanmartiniana, Argentina y Chile
ya eran libres y se preparaba la conquista de Perú.
Constituida
una nueva Junta de Gobierno, que declaró la libertad de España, aún
faltaba el acuerdo sobre si se organizarían como estado
independiente o se anexarían a Perú, o a la Gran Colombia.
La
zona de la sierra, sin embargo volvió a ser tomada por los
españoles. En mayo de 1821, Bolívar envió al general Sucre, con el
fin de liberar la Real Audiencia de Quito, para anexarla a la Gran
Colombia, pero el intento tuvo resultado negativo.
El
24 de mayo de 1822, se produjo la batalla de Pichincha, donde Sucre
logró entrar a Quito en forma triunfal, anexándose el territorio a
la Gran Colombia, al que luego se agregó Guayaquil.
En
1830, Ecuador logró conformarse como estado independiente, siendo su
primer mandatario el general venezolano Juan José Flores.
El
23 de septiembre de 1830, se reunió la Asamblea Constituyente. El
nuevo país dictó su constitución dividiendo su territorio en tres
departamentos: Cuenca, Quito y Guayaquil.
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